sábado, 20 de abril de 2013

Problemas estructurales

Me es inevitable pensar recurrentemente sobre las causas permanentes de la imposibilidad argentina para vivir una vida tranquila.
Si al mundo le va mal, a nosotros nos va mal, si al mundo le va bien, a nosotros nos va mal. No es el mundo el que nos castiga, o se nos cae encima de tanto en tanto, sino que tenemos problemas propios que no hemos sido capaces como sociedad de identificar y resolver.
Personalmente, creo que tenemos un problema grave con el respeto por los derechos, que nos confunde al momento de legislar. Hablo de legislar en el sentido estricto de la palabra: generar el marco de leyes que contemplen los derechos y obligaciones del pueblo.
Creo que el derecho básico que hace al funcionamiento de una sociedad democrática moderna es el de propiedad. Sin derecho de propiedad, sin las leyes que lo garanticen y protejan, no tendríamos una sociedad democrática, con posibilidad de tener trato igualitario entre todos los individuos que la conforma.
Sin embargo, los argentinos tenemos grandes ambigüedades sobre esto. Y ni que hablar sobre la supremacía de derechos: está por arriba el derecho individual, o el colectivo? Yo estoy convencido que la sociedad se construye a partir del individuo, y por lo tanto si no respetamos lo individual, no vamos a lograr una colectividad.
Estas ambigüedades se manifiestan de forma muy clara con los eventos del año pasado en cuanto a la restricción de ahorrar en moneda extranjera. Para que se entienda de forma clara lo que quiero decir, pongo un ejemplo. Qué pasaría si mañana el Gobierno prohíbe la compra de autos marca Volkswagen? Sale y dice, desde hoy solo se puede comprar autos marca Chevrolet? Es exactamente igual lo que hizo el Gobierno el año pasado cuando salió a decir, desde hoy solo se pueden comprar pesos.
Esto es solo una muestra del lento pero seguro avance del actual Gobierno sobre los derechos individuales. Por eso no debería sorprender a nadie, que se impulse un proyecto de reforma judicial que lo único que cambia de fondo es la limitación a los derechos individuales.
Claro, la ambigüedad argentina está también materializada en las manifestaciones que surgieron tras el anuncio de la presidente. Hay derechos individuales más valorados y menos valorados. Esto en realidad creo que tiene que ver con si es un derecho individual general que ejerzo o no.
Si no tengo para comprar dólares, no me importa que no me dejen comprar. Ahí está el punto clave de la ambigüedad: no somos coherentes en el respeto por los derechos individuales, o sea, somos egoístas, individualistas, pero pretendemos ser una sociedad. Esto es lo que da lugar a líderes mesiánicos que prometen una sociedad más justa, más igualitaria, pero lo único que hacen es ocuparse de sus bolsillos, y abusan de esta ambigüedad social.
El límite es, y siempre fue, el bolsillo. El bolsillo propio, no el del vecino. El 2001 registra un estallido, no porque De la Rua haya sido denunciado por corrupción, sino porque a una parte de la gente le freezaron su dinero. En 1989, todo termina de explotar porque a la gente no le daban las piernas para llegar al supermercado a gastar su sueldo antes de que no valga nada, y no porque Alfonsin haya avasallado a la justicia.
Lamentablemente la corrupción es altamente tolerada por nuestra sociedad, posiblemente porque no se la ve como un perjuicio personal directo: “Si se roban $5.000 millones y yo vivo con $2.000 no me lo pueden estar sacando a mí…”. Lamentablemente sí, se lo están sacando a todos. El “roban pero hacen” es una patética muestra de la incoherencia argentina. Porque convengamos que igual no hacen.
El actual Gobierno lleva 10 años de “crecimiento a tasas chinas”. La infraestructura nacional está en decadencia (lamento que cada vez se recuerde menos la tragedia de Once, y mucho más porque es a causa de otra tragedia, como las inundaciones de La Plata y Buenos Aires). La educación pública está cada día peor (no es solo dar computadoras, hay que ver que los chicos aprendan, y yo soy docente universitario y veo que no aprenden). La crisis energética se agrava día a día (crisis que el Gobierno aún no reconoce, a pesar de haber expropiado parcialmente una empresa privada). La inflación no da tregua (al punto de expropiar una empresa privada para poder emitir más billetes, y de paso, la imprenta no funciona…).
Como si 10 años no fueran suficientes, todavía faltan 2 más, y están buscando cómo torcer la ley para apuntar a sumar otros 4 después. Cuenta una anécdota que cuando la actual presidente se habría enterado por boca de su marido de la existencia de la bóveda en Santa Cruz con los miles de millones adentro, habría dicho “para qué tanto?”. Yo digo lo mismo sobre la aspiración a perdurar el mandato, para qué tanto”

viernes, 5 de abril de 2013

Miceli meets Larroque... o cómo los políticos no entienden nada!!!




La política siempre corriendo por detrás de la realidad, y en el caso argentino esto se materializa cuando hay una catástrofe, que los muestra tal cual son: unos completos ineptos, con el único reflejo de querer zafar cargando culpas en otros, cuando son ellos mismos los que están a cargo.
Como si no fuera suficiente, se dan el “lujo” de querer lucrar con la tragedia a costa, como siempre del pueblo.
En el video que pego, a partir del minuto 7:20, se ve cómo el periodista de la TV Pública (durará mucho más ahí?) le pregunta a un diputado nacional (del Frente Para la Victoria), por qué hay gente repartiendo la ayuda anónima de la gente, con identificaciones partidarias. No le hizo mucha gracia al diputado…