miércoles, 27 de marzo de 2013

Vale o no vale - Inversión en Argentina 2013



Síntesis


La retirada de Vale del proyecto Potasio Río Colorado, da pie para tomar un punto crítico para la economía: la inversión.
Comunicado de prensa oficial de Vale (presionar en la imagen para ver el sitio web)

La relevancia se funda en diferentes razones: la inversión es lo que sienta las bases del crecimiento potencial de una economía, es un indicador de confianza en el presente y futuro de la economía, es la principal explicación de los ciclos económicos.

La inversión tiene diferentes drivers, pero un objetivo único: obtener retornos. Habrá inversión si hay expectativa de obtener retorno de esa inversión. O sea si pongo una fábrica, espero poder producir, vender y generar rentabilidad para repagar la inversión y ganar algo (no necesariamente tiene que ser dinero), si pongo en producción un campo, espero que crezca algo, venderlo y que me de alguna ganancia. Si exploto una mina, espero sacar mineral, venderlo, y que sea suficientemente rentable para cubrir los costos de la inversión y explotación.

En la coyuntura argentina actual, varios de los componentes que hacen al rendimiento de la inversión están en duda. Primero y principal, si obtengo ganancia, no sé si me la puedo apropiar (el Gobierno tiene frenada la distribución de utilidades en las grandes empresas y especialmente en las de participación extranjera). De todos modos, paso previo a obtener ganancias, debería poner en funcionamiento el proyecto, y aquí hay que preguntarse: voy a conseguir la mano de obra (en un contexto de creciente conflictividad laboral)? Voy a conseguir los insumos (en un contexto de restricción a la importación)?

El panorama es poco alentador desde la coyuntura, pero como la inversión tiene una visión de mediano y largo plazo, hay que mirar más allá de lo inmediato, y en este sentido la película podría tener final feliz.

Drivers de la inversión

En primer lugar una aclaración: en esta nota se habla de inversión en referencia a expandir el stock de capital: más fábricas, más infraestructura, por oposición a lo que se denomina habitualmente inversión financiera, que es en realidad ahorro para el lenguaje de esta nota.

Para comprender el comportamiento de la inversión, hay que analizar cuáles son los fundamentos que hay detrás de las decisiones de inversión, y al igual que en todo tema económico, hay respuestas que son obvias y otras que no lo son.

En este caso, lo obvio es que una vez que me decidí a invertir, tengo que tener dinero. A diferencia del consumo, estamos hablando de cifras grandes, por lo que en general será muy dependiente de la disponibilidad de financiamiento, aunque hay excepciones, y Argentina suele ser una de esas.

Algo importante es distinguir condiciones necesarias y condiciones suficientes. La disponibilidad de dinero es necesaria, pero no suficiente para que la inversión se concrete: es decir, si tengo las utilidades no distribuidas, o tengo financiamiento barato, no quiere decir que vaya a invertir (si me obligan a no distribuir las utilidades, no quiere decir que esto genere más inversión; o como pasa en EEUU, las empresas están hiperlíquidas pero igual no hay nada cercano a un boom de inversión). Lo que falta es que el proyecto sea rentable (económicamente para los privados, socialmente para la inversión pública).

Luego entonces, está el proceso de análisis de la rentabilidad de la inversión, donde surge un primer componente pro cíclico. La técnica de uso más difundida es el “cash flow” descontado (hago una valoración a pesos de hoy de lo que voy a ganar en el futuro, y lo comparo contra cuánto me cuesta poner en funcionamiento el proyecto).

Para esto, se combinan diversos supuestos, pero resulta fundamental la tasa de interés: el valor del proyecto se mueve en forma inversa a la tasa de interés, como se puede ver en el gráfico 1. (Nota: a los que están en el mercado financiero, vean qué pasa con la valuación de un activo cuando la tasa pasa de 1% a 2%... está el mundo viendo la madre de todas las burbujas??)

Este gráfico también sirve para entender el concepto, que a veces resulta tan abstracto, de incertidumbre y su impacto sobre las decisiones de inversión. Esto es: si no tengo mucha idea de cuánto va a ser la tasa de interés en los próximos años, cuánto vale mi proyecto? Si la tasa es 1% vale $100, pero si resulta que es 2% vale $50, y si es 10% vale $10!! 

Gráfico 1: Valor presente de una sucesión infinita de pagos de $1 descontado a diferentes tasas

También ayuda, creo, a entender por qué los bancos centrales de países con política monetaria un poco más seria que la de nuestro país, mueven la tasa de referencia en valores tan finos como 0,25%. De paso viendo esto pregunto, alguien se sorprende del colapso financiero de 2007 en USA, cuando la tasa de interés subió de 1,25% a 5,25% en cuestión de 2 años?

Entonces, si bajamos incertidumbre sobre el valor de la tasa de interés a futuro, mejoramos la posibilidad de tener una valuación, lo que facilita la toma de decisiones de inversión.

La pregunta siguiente es: qué hay adentro de la tasa de interés? En general se acepta que hay tres cosas:
      1.       Rendimiento real: es la productividad física del capital
      2.       Inflación esperada
      3.       Prima temporal: compensación por el tiempo entre que se aplican los fondos y se recuperan

Siempre puedo saber cuánto va a rendir un proyecto de inversión en términos reales, es una cuestión tecnológica. Lo que me está faltando es la comparación contra un uso alternativo del dinero eventualmente invertido (lo que los economistas llamamos costo de oportunidad). Pongamos un ejemplo, un campo en determinada región del país, para producir soja, tiene un rinde medio ya predeterminado (por eso vale más en la zona núcleo que en las periféricas). En breve, este no sería el problema, de hecho Vale seguramente sabe cuánto potasio podría sacar de Río Colorado, y esto no cambia porque el dólar suba o baje: la mina tiene o no tiene suficiente potasio.

Qué pasa con la inflación esperada? Éste es el punto crítico, y más aún en nuestro país en la actual coyuntura. Primero, por la discusión sobre cuánto es, aunque para la inversión que debe mirar para adelante en realidad el problema es cuánto va a ser!

Como pasa con el IPC, también se han roto los pocos indicadores prospectivos. Uno muy bueno era el que aportaba el Relevamiento de Expectativas de Mercado que hacía el BCRA y que dejó de ser útil cuando la pregunta era “qué va a decir el INDEC” más que “cuánto va a ser la inflación de verdad”, y tras cartón, ya directamente no existe más el Relevamiento (o será cierto que está en proceso de reformulación y mejora?).
Una alternativa, puede ser el uso de alguna referencia de tasas de interés a futuro (en lugar de construir mi tasa veo qué dice “el mercado”), cosa que en otros países existe (futuros de tasa de interés) y que por estos lados hubo incipientes intentos por construir (futuros de Tasa Badlar) pero rápidamente ese mercado también perdió relevancia por factores macroeconómicos y políticos.

El tercer factor enumerado antes es la compensación por diferir en el tiempo el gasto. Recordemos que la elección sería invierto y tengo ingresos en el futuro, o me gasto el dinero hoy? Sobre esto, lo que tiendo a pensar es que la preferencia no cambia por factores coyunturales. Esto es, si tengo cierta predisposición a ahorrar, la misma no se modifica porque haya más o menos inflación. Pero es totalmente cierto que sí pegan los eventos coyunturales sobre los otros factores que hacen a la decisión de consumo, básicamente la expectativa inflacionaria y la posibilidad de ajuste y apropiación del ingreso futuro. Traducido: si tengo un salario fijo, y hay inflación, no sería lógico esperar a realizar gastos que puedo hacer hoy, porque posiblemente algunos de esos gastos no los pueda afrontar.

En suma, cuando se trata de la tasa de interés, hay componentes que escapan a la coyuntura y componentes que la refleja. En la medida que se separan las tasas de mercado de las implícitas en el análisis de inversión (la rentabilidad esperada es diferente de la tasa de interés), uno va ver dinámica en la economía: crece la inversión si la tasa de mercado está por abajo, y vice versa.

Qué pasa con la inversión en Argentina

Para ver qué pasa con la inversión en Argentina, es más que suficiente y elocuente el gráfico 2, donde se ve que la inversión va en clara desaceleración, aun cuando hay tasas de interés en el mercado local para financiar la inversión en valores reales negativo (varios programas del Gobierno con tasas de interés nominales que son entre un tercio y dos tercios de la inflación).

Por otro lado, la composición que ha tenido la inversión en los últimos diez años, no es alentadora en términos de ampliación de la capacidad productiva. Si bien, en el gráfico se apreciaría un mayor crecimiento en la inversión en maquinaria y equipamiento, hay que tener en cuenta la tasa de depreciación de uno y otro tipo de inversión, con lo cual para mantener el stock de capital productivo, la tasa de inversión en este sector naturalmente tiene que ser mayor a la de la construcción (que se deprecia más lento).

Pero además, la composición dentro de maquinaria tiene un alto componente de “material de transporte”, lo cual es beneficioso para la economía, pero se deprecia más rápido aún y no me contribuye a mayor producción, aunque claro está mejoraría la capacidad de distribución de la producción.

Gráfico 2 – Evolución de la inversión y sus componentes en Argentina
Variación  interanual

Qué esperar de corto y largo plazo

Esto nos dice que, por más que tomar dinero prestado sea barato hoy, nada me asegura que llegado el momento, pueda generar ingresos suficiente como para pagar la deuda o, más importante aún, para afrontar los costos operativos, y que me quede alguna ganancia.

En la actual coyuntura económica, caracterizada por una alta inflación, con expectativas de que como mínimo no baje de forma significativa y duradera, solo se pude esperar que en algún punto futuro, las tasas de interés suban, lo que llevaría a una caída en la valuación de los proyectos de inversión. Por esto creo que no hay que esperar shock alguno de inversión en el cortísimo plazo.

Ahora, pasado este escenario (que puede durar meses o años), si llega la moderación inflacionaria, tasas de interés de mercado más cerca de lo que deberían ser, las oportunidades estarán mucho más claras, y ahí sí se puede esperar un shock de inversiones como han visto Brasil, Perú, Colombia, Chile, Uruguay en estos últimos años. Más si tenemos en cuenta que Argentina parte prácticamente de cero en sectores como minería y petróleo, en el sentido que todavía hay más por explotarse de lo que actualmente se está aprovechando. 

Aquí es donde el optimismo de largo plazo resurge, pero siempre condicionado a que las condiciones macroeconómicas, den certidumbre, permitan el desarrollo productivo, y sea posible apropiarse de las ganancias realizadas.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Elección

Ayer en un almuerzo, un amigo me dijo una cosa que me dejó pensando. La conversación era sobre política, lo mal que está gestionando un gobierno u otro, que no hay ningún opositor que valga la pena. En este punto, mi amigo dijo: "es falso que los otros sean peores, si esto es un desastre, cualquier en realidad puede hacer las cosas mejor".

Me quedé pensando sobre esto, y me acordé un viejo cuento que dice así:

Un hombre viene caminando y trae un caballo de sus riendas. Se acerca otro y le dice:
- Qué lindo caballo!
- No es solo lindo, señor. Este caballo es una maravilla, sabe correr muy rápido, salta, es muy inteligente, entiende todo, y como si fuera poco, habla!
- Se lo compro!!
- No, no puedo venderlo, es demasiado bueno para venderlo
- Le pago lo que sea, le ofrezco $100.000!!
- No, no puedo...
- Le pago $200.000!!
- Bueno, está bien, se lo vendo.
Al momento que el vendedor se va con sus billetes, el nuevo dueño intenta subirse al caballo y este le pega una patada. Trata de darle órdenes y ninguna la cumple, y como si fuera poco, no dice absolutamente ni una palabra.
Sale este hombre a buscar al vendedor, y cuando lo encuentra lo increpa y empieza a decirle:
- Oiga, este caballo es una porquería, no se puede montar, no corre, no obedece, no hace nada!!! Me lo quiero sacar de encima!!
- Bueno, yo le sugiero que comience por hablar bien del caballo, entonces...

Creo que si no nos gusta este gobierno, deberíamos elegir algún caballo en la oposición, y comenzar a hablar bien de él (o ella...)

jueves, 7 de marzo de 2013

Dólar argentino




El dólar ha sido una cuestión recurrente en la cabeza de los argentinos por más de 60 años. La explicación más sencilla y clara es la inestabilidad de la moneda nacional durante todo este período, dada la imposibilidad de cubrirse por otros medios, de forma sencilla y para bajos montos de capital, ante la continua erosión del ingreso que produce la inflación.
Un hecho relevante, y poco difundido a mi gusto, es que desde la teoría económica hay argumentos sólidos en favor de tipos de cambio flexibles cuando los mercados financieros son segmentados, esto es, cuando solo una parte de la sociedad tiene acceso a los mercados financieros, y en consecuencia está limitada la posibilidad de cubrirse de la inflación.
Es decir, si tengo la posibilidad de acceder a algún activo que me proteja contra la inflación, lo que haga el gobierno con la política cambiaria me resulta neutral (en realidad mete mucho ruido, pero lo puedo tapar). Ahora, si NO tengo posibilidad de acceder a estos activos, estoy en problemas.
En suma, el problema principal está en la imposibilidad sistemática que se ha visto en Argentina de mantener una política monetaria, y en consecuencia cambiaria, que abone la estabilidad de precios, y que permita que todos nosotros no nos preocupemos por el dólar.
Acá creo muy valiosa una frase de Alan Greenspan, ex Presidente de la Reserva Federal de EEUU, cuando le preguntaban qué consideraba estabilidad de precios, respondía: “una tasa de inflación los suficientemente baja para que ni las familias ni las empresas se preocupen por ello”.
Comenzando el análisis de la forma más sencilla, esto es abordándolo como un mercado más, el precio lo determinaría la oferta y la demanda. Un precio sube, si se da un aumento neto en la demanda o una caída neta en la oferta (neto quiere decir que si sube la demanda, pero la oferta aumenta más, el resultado es una suba neta en la oferta).



Si vemos la historia argentina (Gráfico 1), a la recurrente demanda para protegerse de la inflación, hay que sumar el problema persistente del sector externo (desequilibrio en la Cuenta Corriente del Balance de Pagos). Esto genera el resultado de tener de forma relativamente permanente una oferta de dólares insuficiente respecto a la demanda, y presión inflacionaria, y no tenemos la máquina de imprimir dólares…

Gráfico 1 – Balanza de pagos e inflación                           
En % del PIB y % anual                                                              

Es llamativo, si se quiere, que estos últimos años el problema estructural del Balance de Pagos no se ve en las cifras, por lo que el factor de presión sobre el mercado cambiario es la demanda privada de moneda extranjera para atesorar (guardar bajo el colchón), fundamentalmente como medio de protección contra la inflación.
Qué hay detrás de la oferta de dólares en Argentina: comercio exterior (55% aproximadamente de los ingresos de divisas), endeudamiento externo (30% aproximadamente entre público y privado). En otros países, un componente importante de la oferta de divisas al mercado es la inversión extranjera (directa y financiera), que en nuestro país aporta menos de 3% de la oferta anual.

Gráfico 2 – Compra y venta de billetes
En millones de US$
 

Qué hay detrás de la demanda de dólares en Argentina: atesoramiento (25% aproximadamente de los egresos), comercio exterior (45% aproximadamente), pago de obligaciones (20% aprox).
En el último año estos porcentajes se modificaron por la acción del cepo cambiario, pero resulta muy interesante ver que la venta de billetes al mercado se redujo a la cuarta parte de lo que fue 2011 (Gráfico 2). Esto es, aun cuando no está prohibido vender, la gente no vende, y no creo que sea por una cuestión de no necesitarlo…
Según las cifras oficiales, entre 2003 y 2012, los argentinos acumulamos billetes en términos netos por algo más de US$90.000 millones, por lo que alimento para el “blue” creo que hay más que suficiente. En 2012 solamente, se acumularon $3.000 millones bajo el colchón (por supuesto que esto mientras se pudo, es decir hasta mitad de año).
Es decir, hay caída en la oferta de dólares, especialmente de billetes que es lo que calienta el mercado blue, en un contexto que no hace prever que la inflación se modere, lo que indudablemente generará más demanda por billetes.
“fundamento” para validarlo.

Gráfico 3 – Tipos de cambio simulados
En $ por US$
  
Convertibilidad: Pasivos Monetarios (Base monetaria + Cta Cte en BCRA) / Reservas del BCRA
Corrida: Circulante en poder del público / Divisas en Reservas del BCRA

Por otro lado, como dije más arriba, el resultado real terminará dependiendo de qué haga el Banco Central:
-   -Si queda todo como hasta ahora, el “blue” seguirá escalando, fundamentalmente porque la demanda continuará subiendo (por el flujo de ahorro) con oferta prácticamente fija (salvo por las filtraciones fronterizas que algunos osados están haciendo).
-     -Si se da algún paso en el sentido de facilitar el acceso a dólar billete para ahorro, puede producirse una convergencia desde el “blue” hacia el oficial. Para esto, fundamental que se tomen algunas medidas económicas que generen un ingreso extra de dólares al BCRA, sino será una continuidad del drenaje de reservas que se vio desde 2011 a la fecha.
-        -Programa de estabilización, donde se ataque el problema de fondo: la inflación, y en paralelo se va liberando progresivamente el acceso al mercado cambiario.
En suma, es una tarea muy osada tirar una cifra sobre cuánto va a estar el tipo de cambio en el futuro porque está totalmente sujeto a fuerzas desconocidas (voluntad y capacidad de política, humor de la calle). A lo sumo se puede pensar para dónde puede ir, y ahí creo que hay pocas dudas de que en el contexto actual (el primer escenario planteado en el párrafo anterior), el camino es hacia arriba.
Para los que gustan de papers:
Hoffmann, M. (2010). International Financial Markets' Influence on the Welfare Performance of Alternative Exchange Rate Regimes. Oxford Economic Papers, 62(3), 442-477.
Lahiri, A., Singh, R., & Végh, C. (2007). Segmented asset markets and optimal exchange rate regimes. Journal Of International Economics, 72(1), 1-21. doi:10.1016/j.jinteco.2006.09.007