viernes, 13 de agosto de 2010

Bernanke y la ponchera

Esta semana los mercados se volvieron a sorprender (y van…) con las declaraciones de la Reserva Federal sobre el estado de la economía norteamericana y la velocidad de la recuperación. Es interesante cómo la divergencia entre la opinión de los hacedores de política y los mercados continúa. Es normal la sobreactuación de los que toman las decisiones de política (a nadie le gusta “quitar la ponchera” de la fiesta decía Greenspan), o la mesura en cuanto a la perspectiva sobre la futura evolución de la economía (algo que ha dado lugar a amplios debates en la teoría económica).

Es claro que todo es relativo, uno es más o menos optimista siempre con referencia a la opinión de otro. El mercado se ha mostrado consistentemente más optimista que la Fed, y se ha visto sacudido tanto cada ocasión que la Fed sostuvo una visión menos rosa del futuro, o cuando los datos de la realidad revelaban que el estado de la economía no es bueno.

Ahora la expectativa es que la Fed siga con la política de dinero barato por más tiempo que el pensado, lo que paradójicamente es bueno para las finanzas (los valores presentes de todos los activos suben, si no cambian los flujos nominales futuros). Tal vez sea hora que los mercados actúen por lo que ponen en los flujos y no sólo por la tasa de descuento que usan, y aquí habrá malas noticias para las finanzas.

Con menos empleo, con menos disposición a gastar, con más déficit público, parece difícil que los flujos de ingreso de las empresas mejoren. Esto si parecería ser lo que ve la Fed para decidir su accionar (no le importan los activos sino la situación de la población en cuanto a empleo e ingresos respecta), así que mientras no haya una clara mejora en la situación del empleo difícilmente veamos un cambio de opinión y luego de política por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos.

Mientras tanto, los mercados se retroalimentarán con su propio optimismo y se sacudirán cada vez que la Fed diga su verdad. Esperemos entonces una continuidad de la volatilidad.

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