De los datos surgen varias cuestiones interesantes. Una que parece que dentro del ciclo político que suele tener el gasto público, el transporte parece tener el propio: sube su importancia en el total en años de elecciones.
El otro hecho que muestran las cifras es una vez más la lógica nacional y popular del gobierno. Es igual el gasto en subsidios a Aerolíneas, que el total de gastos realizados en el sistema ferroviario. Muy popular, no?
Para
cerrar este tema, el anuncio de renovación de las formaciones del Sarmiento y
el Mitre, insumiría $4.900 millones para dejar el servicio en perfecto estado
(algo así como 0,7% del presupuesto para este año). Cuando miramos los números
del gasto, es muy fácil darse cuenta que el Gobierno reacciona muy tarde (era
necesario llegar a la tragedia de Once para que se den cuenta del pésimo estado
de los trenes?), pero esperemos que esta vez, sea de forma apropiada.
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