miércoles, 28 de noviembre de 2012

Sobre la deuda en situación irregular



En primer lugar, hay que tener en claro que algún tipo de acuerdo con aquellos bonistas que no ingresaron a los canjes de 2005 y 2010, habrá que alcanzar. La posibilidad de pago nulo hay que descartarla porque no hay juez en Estados Unidos que vaya en contra del derecho de propiedad. Esto es algo que cualquier abogado que haya estado involucrado en litigios de este tipo sabe, y los abogados que contrató nuestro país lo hicieron saber desde el inicio del proceso de restructuración de la deuda.

Dicho esto, no deben quedar dudas que la acción del Gobierno actual ha sido perjudicial para la sociedad argentina, toda vez que impulsó al juez que entiende en la causa a tomar una medida ejemplar contra nuestro país, ante las aseveraciones de las autoridades nacionales en el sentido que no iban a reconocer lo fallado por esa jurisdicción (entrando en desacato) y que no había intención de pago a quienes están accionando judicialmente.

Esto marca dos problemas muy claros. El primero, la ruptura con la estrategia trazada desde el inicio del proceso de restructuración que se basaba en dejar en claro que Argentina reconoce la existencia de una deuda, que debe ser pagada, aunque no en cualquier condición. Esta estrategia fue la que mantuvo al juez de Nueva York en línea con la Argentina hasta el año 2012.

El segundo, que tiene consecuencias de más largo plazo, es la negativa a acatar los dictámenes de la justicia extranjera, algo que el Gobierno en los tribunales locales ha realizado sistemáticamente, pero que también lo hace con otras deudas como son las que se tramitan en el CIADI (tribunal arbitral del Banco Mundial). El problema es el precedente que sienta para todo extranjero que tenga intención de invertir en Argentina (se en activos públicos como privados), lo que limitará el acceso al financiamiento.

Tal es así, que esta combinación de impericias, ha determinado que legisladores norteamericanos intenten nuevamente llevar a estado parlamentario una iniciativa por la cual se le denegaría a nuestro país el acceso al financiamiento en el mercado de capitales norteamericano, y el bloqueo de la asistencia financiera de los organismos multilaterales de crédito en los cuales es miembro Estados Unidos (Fondo Monetario Internacional, Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial).

Como se suele decir “en política, el que se calienta pierde”. Siguiendo este dictum, hay que tener la mesura suficiente para pensar estratégicamente qué es lo mejor para el país, y no para las próximas elecciones. Llegar a un acuerdo con los bonistas es un paso, pero no hay que dejar de lado el resto de los acreedores con los que Argentina está en falta desde hace ya 10 años. Si realmente este Gobierno quiere decir que sacó al país de la crisis de 2001-2002, tiene que resolver este tema, de otra forma, seguiremos arrastrando la crisis.

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